Corría el año 1945. En la Universidad de Harvard la científica y programadora Grace Murray Hopper se estaba volviendo loca intentando entender de dónde procedía el fallo de un ordenador. Tras muchos cafés y cambios de postura en la silla, de repente, descubrió que el origen se encontraba en una diminuta polilla que se había colado entre los contactos de uno de los relés del ordenador. Ni corta ni perezosa, anotó en su cuaderno: “First actual case of bug being found“, junto con su “amiguita” en cuestión.
Actualmente está expuesta en el museo Naval Surface Warfare Center Computer de Dahlgren, Virginia (EEUU), a si que si pasáis por allí no olvidéis acercaros a saludar a la polilla que originó la palabra “bug“.
Antonio Cuadros Lapresta
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